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¡Eso no se dice!

Escrito por Mónica.

Tengo que empezar a vigilar mi lenguaje, ya que con 18 meses, los niños entienden muchísimo más de lo que creemos y lo copian todo.
No es que yo sea demasiado malhablada, pero alguno de vez en cuando se escapa, y mi hijo estuvo una temporadita diciendo algo similar a «oñññño» cuando casi ni chapurreaba. Afortunadamente ha dejado de decirlo, y yo también cuando está él delante.

Es muy gracioso cuando empiezan a copiar las palabrotas, y aunque hay que enseñarles que no se dicen, muchas veces es bastante complicado no echarse a reír. Es increíble lo «a punto» que las utilizan a veces, cogiendo bien el cúando soltarlas.

ssshh

Me acuerdo alguno de los tacos que adherí a mi vocabulario cuando era cría, algunos ni sabía bien qué eran.
Por ejemplo, «capullo», no sé dónde lo oí, creo que en la tele, me pareció un insulto muy fino, así que no vi demasiado peligro en soltarlo un día delante de mis padres, y recuerdo claramente la sorpresa al recibir la consiguiente bronca. «Eso no se dice, está feo».
Y a mí capullo me recordaba a un capullo de rosa. No entendía nada.

Tardé unos años en comprender el significado real de la palabra.

Otro fue «tonto del haba», por más que pensará no encontraba el por qué de la poca aceptación de mi padre cuando lo solté. A ver, tonto, no es una palabra muy grave (aunque mi madre se enfadaba también cuando la decía, sobre todo si iba dirigida a mi hermana), y haba… por favor, ¡que alguien me lo explique!
Aún así no me quedo más remedio que eliminarla de mi ilustrado repertorio, ya que no quería ganarme otra bronca.

Otras sí que las añadíamos a sabiendas, por ejemplo el «joder», con una entonación muy peculiar que mi mejor amiga siempre repetía (y aún hoy lo hace), fue en un campamento de verano y teníamos 8 años o 9. Nos pásabamos el día diciendo «jodeeeeer». Pero estas nos cuidabamos mucho de decirlas delante de los mayores.

Quizás el atractivo de lo prohibido, o el querer imitar y ser como los mayores, o simplemente el ir aprendiendo a utilizar todos los recursos lingüísticos que el castellano pone a nuestro alcance, pero es indudable el atractivo de las palabras «malsonantes» que tenemos en algunas épocas de la infancia.

No debe haber un solo patio de recreo en el que no se haya reproducido esta conversación:

– ¡Di bronca muy rápido muchas veces seguidas!
– Mmmmm.. a ver, broncabroncabronca… ¡Jajajajaja!

De igual modo, pese a la constante voluntad de los papás de usar eufemismos con las palabras más escatológicas, está la tozudez de los nenes de usar «las de verdad».

Como en la anécdota que me han contado alguna vez.

Madre (con visitas): – ¿Ha hecho popo el perrito?
Hijo que sube de pasear al perrito: – Sí, ha cagao dos veces.

Los más viejunos recordaréis el éxito entre los niños de esta canción que salía en una peli de Enrique y Ana

Enfin, a mi aún me queda con mi hijo, es pequeñín, pero mientras tanto, y para dar ejemplo, llenaré mi vida de «córcholis» y me haré con el repertorio de interjecciones del Capitán Haddock, que es bien elegante y variado…


Mónica Anchelergues. Mamá de dos pequeños terremotos que llegaron a mi mundo en 2011 y en 2015. Publicitaria y marketiniana, trabajando dese el siglo pasado en el mundo online, soy una de las mamás que está detrás de conpequesenzgz. También comparto piso con una gata y una perrita.

  1. Sara

    21 enero

    Sí, córcholis, jolines, mecachis…
    Yo a mi chico de 2 años, le digo el estribillo de la canción y luego me tapo la boca con cara de asombro como si se me hubiera escapado y se parte de risa.

    • Monica

      21 enero

      Mecachis, me encanta esa palabra 🙂

  2. Marta

    21 enero

    Mi hija mayor sabe qué palabras son feas, y sabe que siempre le digo que hay que decir oh la la. Lo bueno es que ella escucha una palabra que no le parece buena y nos dice, eso no se dice, se dice oh la la. Alguna vez ha repetido alguna de las palabrotas en las que hemos caído, pero no lo ha vuelto a repetir tras razonar con ella.

    • Monica

      22 enero

      A ver si algún día le van a preguntar cómo se traduce «oh la la» y suelta algún palabro 🙂
      Es broma. Oh la la es un buen sustituto, queda bien y es sonoro y atractivo

  3. Lola

    21 enero

    Mi padre se moría de la risa con nosotros con aquello del loro de las monjas que iba del coro al caño, del caño al coro… cuando estábamos ya un poco creciditos y aún así nos avergonzaba el haber dicho algo inapropiado.

    ¿Y la frase aquella de «te voy a lavar la boca con un estropajo»? ¿También os la decían a vosotras?

    • Monica

      22 enero

      Sí, con un estropajo o con agua y jabón. Lo del estropajo da más dentera aún 😛

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