Nuestra colaboradora Silvia Lanuza nos cuenta su escapada a la Bretaña francesa. Aunque su viaje fue en otoño seguro que os da ideas para este verano.
¿Nos vamos?
Otoño en la Bretaña francesa: mucho por disfrutar.
Aquí va una propuesta para unas minivaciones, que nosotras hicimos coincidir con los días festivos de Todosantos: en poquitos días vimos muchísimos lugares, nos mojamos los pies en el mar, estuvimos de ferias, vimos cine, comimos crêpes y nos lucimos hablando francés. 😉 En las fotos veréis colores otoñales y hacía fresquito pero apenas nos llovió unas horas en los cinco días. No obstante los bretones están tan habituados a tener lluvia constante que ofertan muchas actividades a cubierto. Plas, plas, plas, aplausos para las propuestas que contemplan todas las opciones de la meteo.
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La propuesta contempla visitar muchos lugares, así que os dejo una pincelada de cada ciudad y sus webs de referencia, ya que la oferta infantil es actualizada constantemente. Antes de cada viaje es importante revisar las propuestas y el tiempo: el turismo otoñal es bien diferente al verano en Bretaña donde todo es playa y actividades acuáticas.
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Nosotras volamos desde Zaragoza a París-Beauvais y alquilamos un coche, así fuimos cumpliendo etapas:
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Amiens: preciosa ciudad acompañada por el río Somme, en sus orillas hay un parque lineal y multitud de terrazas. Hallaréis variedad de oferta culinaria de todo el mundo. Mi peque come cocina de los cinco continentes así que tengo suerte, si vuestro peque es mediterráneo extremo también encontraréis oferta para su paladar. En Amiens hay que visitar su catedral gótica, podemos hacerla atractiva a los peques contándoles cómo se construyen las catedrales, qué quieren decir las vidrieras que son como comics, etc.
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La ciudad tiene muy buen programa de actividades con niños de entre 4 y 12 años, hay que tener cuidado con la hora de la actividad: las 14h30. Es la hora francesa después de la comida y antes de la merienda 😉 Se puede hacer de todo: desde recorridos por museos, juegos de pistas, talleres manuales. Se les llama los exploradores de Amiens:
Para info actualizada seguid este link:
amiens-tourisme.com/accueil/la_culturelle/activites_enfants
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Si queréis algo espectacular: a 25min. desde Amiens hacia el norte están las cuevas de Naours. Impresionantes para grandes y pequeños: cuevas habilitadas para la visita turística. Pero además tienen parque de aventuras, animales y hasta minigolf. Se puede pasar un día completísimo. Echad un vistazo a su web citesouterrainedenaours.fr
Los adultos que conozcan la historia quizás quieran darse un paseíto comentado por los restos de la historia de la guerra: Normandía y episodios de la guerra son un buen tándem turístico para los amantes también del cine.
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Ruan: preciosa y cuidada ciudad con un centro histórico perfecto para pasear, algunos rincones parecen de cuento, francés claro, y te ves como dentro del rodaje de una película. Es una ciudad muy grande pero se puede caminar por lo más interesante: muchiiiiisima peatonalización de calles. De obligatoria visita es un gran “cine” circular panorámico: el panorama XXL. Un gigante cilindro vertical fácilmente visible a orillas del Sena. Visitad su web para consultar la programación que cambia un par de veces al año. Nosotros vimos un espectáculo marino sobre la gran barrera de coral, estuvo impresionante y genial para toda la familia.
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Estamos cerca de mar pero en nuestro viaje es otoño. En verano toda la costa se llena de turistas y las playas están llenas de actividades ligadas al agua además de arborismo y aventuras. El otoño aquí es lluvioso así que las localidades tienen buena oferta también de planes a cubierto: desde parques acuáticos a geocatching. El que se aburre es porque quiere ;).
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En Caen: la ciudad de Guillermo el Conquistador conserva bastiones, castillos y muchos misterios. Mientras los adultos vamos con el plano y el móvil guiándonos por la ciudad, los peques tienen varios folletos especialmente dedicados para recorrer las mismas calles resolviendo acertijos y juegos de pistas. A mi peque se le hizo corto nuestro paseo, ni cuenta se dio del trenecito turístico. Los planos se consiguen en la oficina de turismo y en la web de ciudad. En francés e inglés: practicando idiomas. Las visitas guiadas se realizan entre las 14h y 18h. en otoño pero nosotros queríamos salir rapidito después de comer para llegar al Monte Saint Michel antes de atardecer.
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Y sí que llegamos, el lugar es mucho más espectacular de lo que imaginas o hayas visto en la pantalla. El paisaje es todo plano, una bahía planísima donde de repente se levanta una piedra sobre la que se construyó este mágico y fotogénico lugar. Está siempre lleno de turistas, en noviembre también estaba lleno, así que imaginad cómo será en pleno agosto. La actividad turística está perfectamente ordenada desde el Centro de Recepción de Visitantes: has de aparcar obligatoriamente en las zonas indicadas y usar los autobuses gratuitos que en diez minutos te llevan hasta la roca Mont Saint Michel y el castillo. Se puede hacer a pie: son 50 minutos. Los buses salen constantemente ida y vuelta. Todas las advertencias son pocas: cuidado con las mareas, el peñasco queda rodeado de agua y convertido en isla.
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Dentro del recinto amurallado del islote hay montones de recorridos señalizados: por las murallas, por la zona alta, dentro de la abadía, etc. Hay muchísima oferta de bares y tiendas de recuerdos todo impregnado de dulce olor a gofres recién hecho. etc.
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Tras el día agotador llegamos a dormir muy cerquita de Saint Malo, justo enfrente: en Dinard que es menos exquisito y más accesible.
Al día siguiente nos quedamos boquiabiertos en la ciudad Saint Malo: tiene una muralla magnífica que se puede recorrer fácilmente, mi peque parecía una pequeña corsaria asomándose por todas las ventanitas. Visitad la oficina de turismo, hay folletos en especial para los peques: juegos de pistas, geocatching e incluso alquiler de carritos de bebé. Esto sí que es cuidar al turista ;). Atención: hay acuario y paseos en pony.
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En una hora llegamos a la espléndida playa de Les Rosaires, amplia, reposada y soleada, perfecta para comer al aire libre. 😉
De aquí a Roscoff fuimos por la costa, hay numerosas playas que en verano están llenas de bañistas y practicantes de todos los deportes náuticos imaginables. La oferta estival es inmensa. En Roscoff, con este nombre tan británico, podréis disfrutar de un pueblo idílico, cuidado, peatonal y tiene un exquisito jardín botánico muy curioso. Tiene una amplísima oferta de restaurantes, panaderías y comercios. Esta zona es típica de mejillones y sidra, así que degustadlos sin prisa.
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En 1h20 llegamos a Locronan, con toda seguridad es lugar de rodaje de muchas películas ambientadas en piedras cubiertas de musgo y reinos de historias pasadas. De hecho durante el verano existe ruta guiada por los escenarios de rodaje. Por supuesto, el pequeño pueblo está impecable, limpio y sin coches. Conseguiréis unas fotos más que estupendas, de serie de televisión. Atención a dónde comer porque es un pueblecito pequeño, resultará una buena opción echar mano de la panadería tradicional ;))
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En 20 llegamos a Quimper, que es preciosa para pasear tomar un helado aunque sea otoño, o un gofre claro. Con paseos señalizados y un coqueto río donde pasar un buen rato con los peques. De aquí a Concarneau, en media horita. Pero qué joya es esta! Amurallada, y con puerta de acceso, bastiones, todo empedrado. Ay nuestros pequeños corsarios qué requetebién lo pasan en estos sitios aventureros. Hay tren turístico, genial.
Si queréis una curiosidad: el espacio-museo de “la ciudad de la “Vela” en la ciudad de Lorient, a 40min. de Concarneau. El espacio es novedoso y activo, en verano además de puede practicar en espacios abiertos.
Nosotros fuimos a dormir a Vannes: lo que más le gustó a nuestra mini-turista es el parque lineal del río que se abre al mar. Pasarelas, cuerdas, castillos de madera y volteretas. También trenecito turístico y un parque en la zona alta de la ciudad perfecto para corretear.
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En 1h llegamos a Rennes: preciosa ciudad con mucha oferta cultural para todas las edades, con carrito, en bici y a pie. Rutas turísticas temáticas para peques y para todos los gustos, incluidos paseos por el romántico cementerio. Es casi obligada la visita a la sede del parlamento británico, quizá aburrido para los peques pero luego se puede compensar con el parque y las murallas de las ciudad. ;). Pasad por la oficina de turismo: envidiable cómo han aprovechado el patrimonio religioso reconvertido de oficina de atención al turista. Y si hace fresco y llueve: muy buena oferta de ocio a cubierto, desde piscina a rocódromo.
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De aquí en 2h45 a Chartres, porque yo quería sí o sí ver la catedral y sus vidrieras, qué sorpresa fue encontrar allí una virgen “du Pillier”. No pudimos quedarnos más tiempo, queríamos evitar el gran atasco de los viernes-tarde en París.
Estuvimos sólo un día en París, lo justito para abrir boca: torre Eiffel, Notre Dame, el Sena, foto en la pirámide del Louvre y parques, terrazas, y juegos de viaje que llevo siempre en el bolso ;). París tiene de todo, y para los peques también: buscad por la ciudad los parques de juegos, están excelentemente montados, con muchas aventuras para recorrer, destinados a diferentes edades. Buscad “aires de jeux de Paris” en internet. Están genial, a ratos me gustaría volver a ser pequeña.
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Y al día siguiente de regreso a casa: desde París 1h20 al aeropuerto de Beauvais. Avión y aterrizaje en Zaragoza. Genial, todo rodado. Somos expertas en vacaciones breves. Ja.
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