Por Pilar Arruebo y Elisa Feijóo

Luna Clavero lleva más de diez años colaborando como voluntaria en el rastrillo de juguetes que organiza la fundación Intermón Oxfam en Zaragoza. Y para esta joven, el rastrillo es más que una actividad solidaria de cara a Navidad. De hecho, Clavero explica que se ha convertido en su “propia familia”. Cuando Clavero era niña acudía todas las Navidades -con su madre y su hermana pequeña- a ojear los juguetes que vendían en este mercadillo: un lugar lleno de muñecos, princesas o juegos de mesa a los que poder darles una segunda vida. Sin embargo, en la familia de Luna contaban con una norma no escrita, pero que debía respetarse: si querían comprar un juguete nuevo en el rastrillo, debían donar alguno de los que ya tenían en casa para poder hacer felices a otros niños.

De aquella época hace ya unos años y ahora Clavero ya no es una niña -aunque sigue colaborando como si lo fuese, con la misma ilusión-. Este año, se ha embarcado en la aventura de coordinar a todos los voluntarios que participan en el proyecto. Porque, en definitiva, este lugar se convierte en toda una cadena de solidaridad.

Una nueva vida para tus juguetes

¿Tu casa se ha convertido en un auténtico almacén de juguetes? Si quieres colaborar con una buena causa y darle una segunda oportunidad a lo que ya no usas, el rastrillo de Intermón Oxfam es tu sitio. Y tranquilo, porque no se hace ningún tipo de discriminación a los juguetes más deteriorados. En este lugar acogen a todos los juguetes con las manos abiertas. Es más, en el propio rastrillo reparan los muñecos, seleccionan las piezas, cambian las que no sirven y limpian los juguetes para que incluso los más dañados luzcan como recién sacados del horno.

Hay dos opciones: llevarlos directamente al centro vecinal del barrio Oliver -donde varios voluntarios te abrirán las puertas del almacén- o acudir a la oficina de Correos más cercana.  Y… ¡Listo! Los voluntarios recibirán las cajas de Correos en el centro cívico, donde clasificarán todas las piezas. Una vez seleccionadas, limpiarán aquellas que estén en buen estado y repararán las que no funcionen. En este centro incluso cuentan con una pequeña sección donde se completan los juegos a los que les falta alguna pieza. También con una mesa repleta de pequeñas figuritas, como fichas de parchís, que devuelven a su forma original las donaciones incompletas.

Como Luna Clavero explica, donar juguetes es “una manera de educar”. Una forma con la que los más pequeños puedan concienciarse de que está en sus manos poder hacer felices a otras familias. Y eso es precisamente lo que ocurre con este rastrillo solidario. La mayor parte de los juegos se venden durante los tres días que dura el mercadillo. Pero lo que no es adquirido, se dona a parroquias, colegios y ONG. Incluso son previsores y les piden a estas entidades que escriban su propia Carta de deseos a los Reyes Magos para ver qué juguetes les hacen más falta. Por lo tanto, en este rastrillo se aprovecha absolutamente todo. Únicamente hay una excepción: no aceptan ni juegos bélicos ni tampoco sexistas. Todo lo demás, es más que bienvenido.

Voluntarios en cadena por una buena causa

En el rastrillo solidario del centro cívico Manuel Vázquez Guardiola son más de 100 los voluntarios que trabajan sin descanso durante todo el mes de Noviembre. Coordinar la donación de juguetes, clasificarlos, repararlos u organizar la venta navideña son algunas de las tareas que llevan a cabo. Sin embargo, todos los voluntarios trabajan de manera desinteresada y sin cobrar nada por ello. ¿El objetivo? Luchar contra la crisis del hambre alarmante en África y hacer posible que los niños más vulnerables tengan un juguete en Navidad. Porque, como asegura Clavero, “el hambre y la escasez de recursos son los virus más peligrosos”.

Con tan solo quince años Clavero era una de las niñas que esperaba con ansia la llegada del rastrillo navideño. Un paraíso de juguetes que embelesaba a los más pequeños. No se lo pensó mucho y cuando fue algo más mayor decidió ponerse al otro lado de la iniciativa. Lo que no sabía es que le cambiaría la vida. Allí conoció al que ahora es su marido y a muchos de sus amigos más cercanos. 

Para Clavero, este rastrillo tiene muchas cosas buenas. Es más, la voluntaria asegura que el poder colaborar con esta iniciativa le aporta bastante más que cualquier otra causa. Además, asegura que en momentos difíciles “hay que echar un poco más de carne en el asador para hacer felices a los más necesitados”.

Tras veinticuatro años de trabajo incansable, el equipo de organización ha vuelto a poner en pie una nueva edición de una de las actividades solidarias más populares de la Navidad zaragozana. Como apunta la voluntaria, las claves para que el rastrillo salga adelante año tras año son “involucrarse y creer en el proyecto”.

Acércate y colabora

Del 9 al 11 de diciembre de 2022. Esas son las fechas en las que puedes acercarte al centro cívico del barrio Oliver para colaborar con la causa y comprar alguno de los juguetes que se pondrán a la venta. Pero… iOjo! Si te has animado a donar alguno de los tuyos, todavía estás a tiempo. Hasta el próximo 12 de noviembre, todo aquel que lo desee puede depositar sus juguetes en cualquiera de las 18 oficinas postales de la ciudad. Todos ellos serán clasificados, reciclados y puestos posteriormente a la venta por el grupo de voluntariado del Rastro de Juguetes.

Los voluntarios te recibirán de miércoles a domingo pero aun así, el centro cívico Manuel Vázquez Guardiola está abierto todos los días de la semana de 8:30 a 21:30h. No hay excusa, todavía estás a tiempo de darle una segunda vida a tus juguetes y seguir llenando de solidaridad está cadena.

Más info cobre el rastrillo en nuestra web conpequesenzgz.com y en redes sociales https://www.facebook.com/RastroDjuguetes/