Escrito por María
Mathew Lipman es un profesor de filosofía de la Universidad de Columbia (EEUU) que en la década de los sesenta tomó conciencia de que los alumnos universitarios demostraban no razonar críticamente y ello conllevaba un clima general de violencia. Su estudio le llevó a escribir libros (el primero de todos fue El descubrimiento de Harry Stottlemeier, y luego le siguieron varios más) que apuntaban la necesidad de enseñar a los niños a pensar sobre su propio pensamiento mucho antes de llegar a la universidad, esto es, desde la etapa de infantil.
Los niños necesitan aprender a pensar por sí mismos, tomar conciencia de su propio razonamiento y estar orgullosos de su propia capacidad de comprensión para luego poder convertirse en adultos que formen parte de una sociedad que puedan mejorar. No hay que olvidar que los niños de hoy son los adultos de mañana y que las sociedades son flexibles y están formadas por personas.
Además, los niños son filósofos por naturaleza, ¿no?
Desde el momento en que empiezan a hablar ya son capaces de comunicar sus pensamientos y sus dudas, sobre todo sus dudas en la etapa del “¿Por qué?”. Si, esa etapa en la que los padres acaban sin recursos porque siempre hay un por qué después de una respuesta. Aunque esta respuesta nos parezca al adulto la definitiva, ellos siempre pueden rizar más el rizo…pero, ¿por qué se termina esta etapa tan divertida?
¿Porque ya no necesitan preguntar, porque ya se lo hemos contado todo, o porque les hemos cortado de cuajo el flujo de pensamiento…?
Tenemos que razonar con ellos y no darles sólo respuestas, sino ayudarles a que sigan preguntándose cosas para que puedan seguir reflexionando y razonando. Es necesario que los niños piensen por sí mismos y compartan la sensación de descubrir, que se sientan filósofos y científicos y que esos razonamientos les ayuden a conseguir una capacidad crítica y una adaptabilidad al medio.
Profesores y padres, todos juntos, tenemos la responsabilidad de educar a los niños que son parte del presente y protagonistas del futuro.
Marta
25 marzo
Se puede decir más alto, pero no más claro. Mi hija mayor comienza la fase de algunos porqués, y además de contestarle, le pregunto a ella también.