Escrito por Lisbet.
Mamá y papá, hablemos en serio.
Todos los padres deseamos que nuestro pequeñ@ del alma sea estupendo, guapo, listo e inconscientemente los comparamos con otros niños de su edad.
Cada uno de ellos al igual que cada uno de nosotros es especial y diferente por eso es importante no crearnos expectativas que reflejamos en ellos. Hay niños que hablan antes y mejor, hay otros que tienen mejores destrezas motrices, ya sea a la hora de hacer deportes o de hacer actividades manuales, hay otros que son mejores con los números, e incluso hay algunos que les vemos que no están “al mismo nivel” que los otros de su misma edad.
Es más simple de lo que pensamos, cada niño tiene su propio ritmo de maduración, si igual que no todos los plátanos de un racimo maduran a la vez nuestros pequeños platanitos tienen su propio ritmo y no por ello son mejores o peores.
Cuando sientas que tu hijo es un platanito un poco verde no desesperes y pon en práctica éstas sencillas recomendaciones:
- El refuerzo positivo. Elógiale de forma que estimules cada uno de sus logros, no le recuerdes a cada instante aquello que no es capaz de conseguir, él ya lo sabe. No hay nada más frustrante para un niño que las constantes críticas de sus padres.
- No te empeñes en darle clases magistrales de como se hacen las cosas, simplemente juega, es la mejor manera de enseñarles.
- Habla con tus hijos de tus logros y cómo también han sido progresivos, explícales que nadie sabe todo desde pequeño sino que vamos aprendiendo poco a poco. Puedes ponerle como ejemplo cuándo aprendemos a hablar y compartir con él/ella algunas de sus primeras palabras seguro que les hará reír. También puedes ponerle el ejemplo de cuando aprendemos a andar, primero gateas, luego caminas, corres y por último saltas y subes escaleras.
- Invéntate cuentos de animalitos o superhéroes que antes eran como él o ella y luego fueron unos campeones. O para enseñarles a aceptar que somos diferentes y no siempre los más habilidosos en todo.
Por ejemplo se me ocurre este cuento:
“Tejerina la arañita que quería saltar”
Había una vez una arañita que se llamaba Tejerina, era muy pequeña y no sabía saltar.
Tejerina jugaba todos los días con su amiga Verdina y su gran ilusión era saltar muy alto muy alto. Poco a poco la arañita empezó a saltar cada día y le costaba muchísimo trabajo cada día le salía mejor. De todas formas nunca estaba contenta con sus saltos porque ella quería saltar como su amiga, un día se dio cuenta de algo muyyyy importante:
¡Anda! Su mejor amiga Verdina era un saltamontes y ella era una araña.
Si, las dos eran animalitos encantadores pero diferentes, así que mientras Verdina era capaz de saltar tan alto que parecía que llegaba al cielo, Tejerina corría muy de prisa y era muy mañosa con sus paticas. Entonces Tejerina poniéndose la patica en su cabeza, pensó….
«Seguiré saltando y saltando porque cada día lo hago mejor, pero creo que saltaré para divertirme jugando con Verdina.»
A partir de ese día las dos amigas se divertían mucho más y sólo se oían en el campo sus risas y no las protestas de la arañita Tejerina.
Y ¿Sabes qué?
Tejerina estaba tan feliz que sin darse cuenta cada día saltaba más y más alto, aunque claro nunca tanto como un saltamontes.
Deja una respuesta