La reciente tragedia provocada por la DANA en Valencia ha dejado no solo daños materiales, sino también una profunda huella emocional en muchas familias. Los niños, especialmente vulnerables ante este tipo de situaciones, pueden tener dificultades para comprender lo sucedido y expresar sus sentimientos. Para quienes la tragedia ha tocado más cerca es indudable el impacto, pero también para todos los que desde la distancia vamos recibiendo y asimilando las noticias.
Ante este desafío, hemos hablado con la división infantojuvenil de salud mental de ASAPME, quienes han respondido a nuestras preguntas para poder entender cómo podemos acompañar a los más pequeños en este proceso, ayudándolos a gestionar el miedo, la incertidumbre y la tristeza, si han visto la tragedia a través de las noticias.
¿Cómo explicarles la tragedia sin causarles más daño, incluso cuando solo la han visto a través de la televisión o escuchado en conversaciones de los adultos? ¿Qué necesitan de los adultos en general para sentirse seguros nuevamente?
Queremos agradecer a ASAPME sus respuestas y su ayuda para elaborar esta entrevista que pensamos, ayudará a muchos.
Cómo podemos hablar con los más pequeños sobre la Dana y la tragedia que ha ocasionado. Los más mayorcitos ven las noticias, oyen cosas y se hacen preguntas. ¿Cuál es la mejor manera de explicar una tragedia como ésta a los niños, especialmente si están siendo bombardeados con imágenes y noticias?
En primer lugar, durante la explicación de lo ocurrido es necesario permitir que el niño haga preguntas y manifieste todo lo que necesita saber. De este modo, podremos tener información sobre lo que le inquieta en torno a esta situación. También es importante dejar de lado momentáneamente las imágenes que provienen de redes sociales y televisión con el objetivo de transmitir esta información de la manera más objetiva posible. Sería bueno explicarle todo lo que vemos en la televisión o en las redes sociales quizás no sea verdad, y animarlos a que si tienen alguna duda sobre algo que ven o oyen nos lo hagan saber.
Es necesario no transmitir miedo ni angustia, pero, al mismo tiempo, proporcionar al menor un espacio seguro en el que pueda expresar todas las emociones que pueden aparecer en respuesta a todo el daño y sufrimiento ocasionado.
Y siempre, claro está, darle la información más clara y transparente posible, en un lenguaje que puedan entender para que sientan que se les tiene en cuenta y nos preocupamos por lo que necesitan saber. Que sientan que no los excluimos de la realidad que estamos viviendo.
¿Hay una edad mínima a partir de la cual podemos hablar abiertamente de este tipo de tragedias? ¿Es recomendable hablar con ellos si no preguntan? (es casi imposible abstraerse con la cantidad de noticias que hay, y aunque sea de refilón, a partir de 6, 7 años… pensamos que pueden estar bastante expuestos. ¿Cómo varía el enfoque según la edad de los niños?
Como vamos diciendo, es muy importante no mentir y resolver siempre sus dudas adaptándolo a su lenguaje.
Con los más pequeños podemos trabajarlo a través de cuentos infantiles. De hecho, podemos abordar lo ocurrido como si de una narración o cuento se tratase, aunque insistiendo que se nos referimos a una historia real.
A partir de 7 años ya podemos dar una explicación más detallada de lo que ha sucedido en Valencia y Letur como fenómenos atmosféricos, y qué consecuencias ha tenido. Podemos incluso aprovechar para hablar del cambio climático.
¿Cómo podemos hacer que se sientan escuchados si quieren compartir con nosotros cómo se sienten sin añadirles más miedo o ansiedad?
Debemos ofrecer diferentes vías de comunicación: papeles, recortes, pinturas, cuentos…. para poder facilitar la expresión de las emociones generadas. Siempre debemos validar el hecho de que se sientan así y hacerles sentir escuchados, a la vez que comprendidos.
Si el adulto le da una información objetiva, calmada y segura, ellos se sentirán más tranquilos y apoyados por sus mayores.
¿Qué tipo de lenguaje debemos usar? ¿Podemos transmitirles seguridad sin negar la realidad de lo sucedido? O, dicho de otra forma, ¿cómo pueden los adultos manejar sus propias emociones para no transmitirles angustia?
Debemos evitar utilizar términos científicos o muy técnicos en un intento de adaptarse a un vocabulario comprensible para el niño. Asimismo, el uso de frases cortas y sencillas puede facilitar la claridad de la explicación.
Es un momento complicado pero los adultos, en la medida de lo posible, deben esforzarse en reflejar calma y tranquilidad. Es bueno que también expresemos cómo nos sentimos nosotros para que entiendan que también tenemos sentimientos similares a ellos ante esta situación, pero no podemos olvidar transmitir calma, escucha, mimo y comprensión.
Pensando en los que ya no son peques, los adolescentes suelen estar muy conectados a redes sociales y recibir información casi sin filtrar. ¿Cómo podemos ayudarles a trasmitirles la importancia de discernir entre información real y desinformación, y evitar que se sientan abrumados con tanta cobertura de la tragedia?
Más allá de limitar las redes a este colectivo, que podría ser contraproducente, debemos reflejar la importancia de compartir la información que sea veraz, hacerles ver que es nuestra responsabilidad verificarlo, ya que puede ser muy peligroso si no lo hacemos. ¿Para qué sirve subir un video que contenga información dolorosa? Debemos hacerles ver que deben ser críticos con la información dada y recibida y ayudarles a tener fuentes de información veraces.
Otro de los factores que debemos tener en cuenta son los algoritmos que existen en las RRSS; tenemos que explicarles que quizás se deban proteger de ellos si nos están generando una angustia o estado que no podemos tolerar. Deben aprender a cuidarse, a saber qué pueden y qué no pueden tolerar. Tienen que entender que pueden protegerse y que no querer saber más no es malo, que los adultos lo hacemos, por lo que ellos también pueden hacerlo y no por eso se tienen que sentir mal.
En un mundo hiperconectado, ¿cómo manejamos el impacto de las redes sociales y la cobertura mediática constante sobre los niños y adolescentes? ¿Es recomendable limitar su acceso a estas plataformas durante una crisis?
Ayuda y apoyo unos a otros. Seamos el apoyo para las personas. seamos familia, comunidad; enfatizar esta ola de ayuda que se ha producido entre la sociedad para ayudar a los afectados.
¿Qué mensajes positivos podemos transmitirles a los niños en medio de una tragedia?
Se pueden transmitir mensajes de solidaridad, empatía y equipo.
¿Cómo podemos prepararnos los padres y educadores para responder a las preguntas inesperadas que puedan surgir de los niños sobre el evento?
En primer lugar, puede resultar de gran utilidad contar con información veraz y objetiva. Esto permitirá anticiparnos a posibles preguntas o inquietudes que puedan surgir. Asimismo, recuerda la importancia de ser sincero y claro a la hora de transmitir la información. No obstante, debemos cuestionarnos la necesidad de dar detalles de mayor sensibilidad, especialmente si creemos que el niño no está preparado para procesar un suceso así.
Antes de hablar con un menor sobre una catástrofe como esta, es importante abordar el tema individualmente y observar, identificar y afrontar las propias reacciones emocionales. Se trata de un tema de especial sensibilidad tanto para adultos como para niños. Es entendible que las consecuencias de la DANA hayan tenido un gran impacto emocional. Por ello, se debe identificar qué emociones ha despertado en uno mismo y evitar transmitirlas a los pequeños.
Para los adultos que sienten ansiedad, tristeza o miedo por lo que ven y escuchan sobre la tragedia, ¿es normal sentirse abrumado o incluso culpable al ver una tragedia como esta desde la distancia?
Es totalmente normal y esperable que ante una catástrofe como la ocurrida tras la DANA, la población que no ha sido directamente afectada experimente emociones poco agradables como culpa, miedo o incluso enfado e impotencia. Insistimos en la importancia de validar las propias emociones y aceptar el hecho de sentirlas. Estas emociones son una reacción habitual entre los «espectadores» ante catástrofes como la actual y surgen en respuesta a la empatía y compasión, así como las posibilidades limitadas de ayuda a la zona afectada.
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